jueves, 2 de octubre de 2008

Llegó tu hora, Muriel...

Me escapé porque me quiero casar, porque quiero casarme con un varón hermoso de la orilla del mar, ya que aquí los hombres huyen de las mujeres.
(Federico García Lorca, La Casa de Bernarda Alba)


Dicen que los sueños hay que apuntarlos rápidamente ni bien uno se despierta, que pronto uno se olvida y después solo queda algún recuerdo medio borroso, y que al final uno ya no sabe qué parte del relato fue imaginada, qué parte soñada o cual inventada. Así que mejor me apunto ahora todo esto, que además estuvo bastante bueno y hay muchas fotos que dan testimonio de los hechos.

El sábado 27 de setiembre amaneció soleadito en L'Hospitalet, lo cual fue un plus porque el pronóstico del tiempo decía que iba a llover a las 12 del mediodía sobre toda la costa, y como que nuestra boda era a las 14 en Sitges, no me hacía mucha gracia. También me desperté sin ninguna hinchazón en los ojos ni nada por el estilo, que el miércoles estaba con unos ojos rojos con los que no podía mirar nada fijo por más de tres segundos sin que comenzara a soltar lágrimas y sentir una irritación tremenda.

Comme d'habitude, me desperté antes que el despertador, y mientras tomaba mate solito en la terraza, me puse a pensar en lo que se venía, tratando de dilucidar cómo iba a ser el puente entre lo tranquila que estaba la mañana y la boda de las 14. Como para confirmar lo obvio, miré varias veces al cielo en la dirección de Sitges. Nada, ni una nube. Estupendo. Me froté los ojos y me puse a leer un rato, ninguna irritación. Super...

Don se despertó a las 9 con la campana, y acto seguido despertamos a Julie, su hermana que seguía entre jetlagueada y cansada de tanto trajin pre-boda, que restaurantes, que paella, que pinchos vascos, que noche de copas y demás. Tuvimos tiempo de ducharnos, dejarle varios fardos entre papeles y figurines de pastel de bodas a Julie. Ella iba a encontrarse con varios compatriotas más al mediodía en la estación de Sants, y tomar el tren juntos. Nosotros a las 11 partimos para Sitges, via Bellvitge.

Nuestro viaje lo hicimos en tren. Acarreando nuestros trajes y además un pequeño bolso de mano con lo necesario para poder sobrevivir nuestra noche de bodas allí. En el camino llamamos a "Jamie" -el wedding captain- para informarle que estábamos ya en ruta, y que los figurines para el pastel los llevaba Julie, y que por las dudas que retiren de las mesas del restaurante todos los ceniceros que no queríamos horrorizar a nuestros convidados internacionales.
Como suele ocurrir o debería ocurrir, habíamos dicho que no íbamos a atender el teléfono celular ese día, pero igual lo llevábamos encendido "por las dudas". Además, supongo que durante la mañana todo el mundo estaba preparándose como para ir a Sitges. Habíamos recibido un par de mensajes de texto, con contenido casi poético, uno de ellos decía: "Amaneció un día radiante como vuestra relación El día de hoy lo recordaremos todos por vuestro enlace. Felicidades! Nos vemos alli!" Supongo que es lo que se usa por aquí, así que tampoco me puse muy en serio a intentar contestar estos SMS. Esta era nuestra primer boda en España y como que muchas reglas, hábitos y costumbres de por aquí nos la íbamos a tener que aprender ese día...

Llegamos a Sitges a las 11,50. De alli fuimos al hotel donde teníamos reserva para esa noche, que en realidad como que no sabíamos cómo iba a evolucionar la tarde, tampoco estábamos seguros de si pasaríamos la noche allí o nos volveríamos a Barcelona.
Habíamos elegido este hotel porque nos dejaba hacer el check in al mediodía, y allí podíamos vestirnos tranquilos y pasar nuestros últimos momentos solos. En el camino nos dimos cuenta que no habíamos comido nada hasta ese momento (yo solo había tomado mate, pero con el estómago vacío), asi que nos conseguimos unos croissants en alguna panadería por donde ya habíamos pasado antes en una de nuestras tantas visitas al pueblo en los pre-parativos de la boda, y seguimos camino hacia el hotel.

Una vez allí, hicimos el check in y comenzamos a cambiarnos. Como que nos trajimos la cámara digital, pudimos hacer algunas tomas de esos momentos, que obviamente son las únicas tomas que hay de todo el día en esa cámara, que si bien después nos la llevamos a la boda y se la dimos a no se quién al llegar allí, así como llegó, así volvió. Al menos algunas tomas de nuestros últimos minutos de solteros quedaron inmortalizadas aquí...

Esos también fueron momentos muy tranquilos. Primero terminamos de emprolijar barbas y cabellos, después vestirnos de a poquito, conversar un poco, repasar lo que llevaríamos y lo que no (debe cargar con cash uno el día de su propia boda? That is the question...)... Tipo 13,30 ya estábamos listos para salir, llamamos al wedding captain que recién estaba llegando a la estación de tren de Sitges así que mucha información no nos podía dar sobre "como andaba todo". Igual decidimos comenzar nuestra marcha para el Palau Maricel, el lugar de la boda, que tampoco era plan que nosotros lleguemos tarde.

Una de las tantas cosas que me tenían intrigado de este evento era qué reacción podría despertar en la gente por la calle al vernos pasar a Don y a mi enfundados en nuestros trajes de boda y con gafas de sol (porque había sol). Como ya he dicho antes, esta es nuestra primer boda en España, y como que hay muchas costumbres y tradiciones que no las sabemos, cualquier cosa podría esperarse o pasar. Paula me había dicho la noche anterior que ella había estado en una boda en Valencia, y que allí habían de reunirse en la casa de la novia y caminar con ella hasta la iglesia, y en el camino se iban abriendo las ventanas y los vecinos le iban gritando sus enhorabuenas a la futurible esposa. Y que en algún momento comenzaba una artillería de petardos, y que esa era "la señal", que a partir de allí bajaban todos los vecinos a acompañar a la agraciada al lugar de la boda, que no te cuento como le llegaba el vestido después de haberse arrastrado por todo el polvo de la calle, pero eso aquí no era problema...

Por suerte en nuestros 400 metros de caminata desde el hotel hasta el Maricel no pasó nada de eso, supongo que ayudó un poco el hecho de que yo llevara una carpeta con algunas hojas donde teníamos las traducciones al inglés del texto de la ceremonia, que se supone que debíamos entregar a nuestros invitados no-castellano-comprendientes, y eso probablemente nos daba más bien el aire de miembros de un coro que nos dirigíamos a la iglesia de Sitges a hacer nuestra función que de "novios". Desde el hotel bajamos hasta la playa, y caminamos por ella hasta cruzar la iglesia. Había un sol radiante, mucha gente en la playa y en la iglesia misma se estaba preparando una boda (que no era la nuestra), asi que supongo que nos mezclamos bien con la gente que andaba por allí.

Nosotros tuvimos que seguir nuestro camino por detrás de la iglesia, que alli estaba el Palau Maricel, el lugar de nuestra ceremonia.
Al llegar al Maricel nos encontramos con que todavía estaban los de la boda anterior (que hay una a cada hora, la nuestra era la número cinco y última del turno de la mañana), y habia bastante arroz esparciado por el piso, y gente esperando a esos novios, aunque casi inmediatamente se les informó que los novios saldrían por otra puerta y se fueron. A mi me pareció un poco extraño que eran como las 13,45 y apenas estaba allí el grupo comandado por Richard y Julie, que supongo que ya habrían arribado como una hora antes para no perderse. Así que nos quedamos un rato conversando con ellos, y al rato, en cuestión de minutos, comenzó a aparecer toda la gente. Obviamente, los locales ya se conocen bien todo esto y llegan al lugar in situ con algo de tiempo, se quedan en algún café mientras se va haciendo la hora, y encima se van encontrando entre si en estos bares (Sarah me contó que ellos comenzaron siendo cuatro, y terminaron 14), hasta que alguien anuncia que hay que partir, y marchan todos en bloque.Pues eso, que en 10 minutos se apareció todo el mundo, nuestro fotógrafo oficial se identificó (que no sabíamos quien era) y comenzó a sacar fotos, también apareció una chica muy sonriente, siempre sonriente, que era la que nos iba a acompañar a lo largo de todo nuestro paso por el Maricel, nos dijo que la gente ya podía ir entrando, y que nosotros "de momento" nos quedáramos por allí.
Al principio como que todo era un poco extraño, la gente llegaba y te veía parado allí, te comenzaba a sacar fotos como si fueras un muñequito (que más o menos lo éramos, eso no lo discuto, pero de ahí a que encima te hagan jugar ese rol...), y nadie se animaba a acercarse mucho. Yo en un momento les dije que podían venir a saludar a los novios, y ahi conseguí romper un poco el hielo. Pero, claro, todo el mundo quería una foto o solo de los novios o solo con los novios, y también habían turistas pasando por allí, a los que obviamente el espectáulo les parecía entretener bastante.
Cayó el David con una cámara de esas de video y comenzó a filmar, y a hacer ese tipo de reportajes-MTV donde la cámara se acerca y se aleja, y preguntandonos cosas como si que teníamos para decir antes de la boda, que si estábamos seguros, y eso.

Creo que casi todos los invitados estaban un poco fascinados por la forma en que íbamos vestidos, lo cual me sorprendió un poco ya que nosotros habíamos sacado esta foto un mes antes, y la pusimos en la web cosa de darle a la gente una idea sobre cómo iban a ser los trajes. La consigna era justamente venir a la boda para ver el resto :-)

En fin, en eso estábamos, entre saludar a la gente, ser fotografiados y filmados y mandar a la gente para arriba, que el salón de oro del Maricel está en un primer piso, cuando me doy cuenta que tengo el teléfono celular conmigo y que está sonando. Habíamos dicho que no íbamos a atender el teléfono ese día, pero daba igual. Recogí la llamada, y era Laura, que venían en el coche y que estaban llegando a toda velocidad y que recién estaban a la altura de Castelldefels, pero que estaban en marcha. No te preocupes, le dije yo, que en algún momento llegareis, y corté la conversación pensando que era extraño que te llamen el día de tu boda casi a la hora de tu boda para avisarte que llegaban tarde. Digo, de última se lo pierden ellos.
Tardé unos minutos en caer en la cuenta de que en uno de mis bolsillos tenía la cajita esta con los anillos, que mientras estábamos cambiando en el hotel tuvimos que diseñar una regla mnemotécnica para saber cual era cual. Don me dijo que los iba a poner de la misma manera que nos ubicamos en la cama, o sea que mi anillo sería en esta foto el que está a la izquierda y el de él, el otro. Curiosamente, el dedo anular de Don es un poco más grande que el mío así que teníamos que diferenciar los anillos para no terminar produciéndole una gangrena al pobre. Pues eso, que tenía en mis bolsillos los anillos, pero que ya habíamos arreglado justamente con Laura y Martín que su hijo Ramiro nos iba a traer los anillos, y que efectivamente yo tenía que entregar esa cajita a Laura para que cuando llegue el momento, se lo de a Ramiro y lo mande para el frente. Y ellos no estaban allí, estaban todavía "en ruta"!
Pensé por un rato qué hacer, se lo comenté a Don, faltaban casi 2 minutos para que sea la hora, todavía se podía comprar algo de tiempo porque la gente se estaba moviendo muy lentamente, pero ya casi todos estaban adentro del salón de Oro, y la chica sonriente que estaba allí de guía ya se había acercado una vez para preguntar si estaba todo bien.

En eso se me ocurrió la brillante idea siguiente: Paula era testigo de la boda, y si o si iba a tener que acercarse a la zona de los esposos para el momento de los anillos. Solución: le doy los anillos a Paula. Si llegado el momento de los anillos Ramiro todavía no está por aquí, pues que pase Paula al frente trayendo ella los anillos en su bolsillo, y nos lo da. Y ahi fue que de repente me agarró un poco de frío en la espalda: a Paula tampoco la había visto pasar entre los convidados del día. Y, claro, una cosa es que te falte quien te traiga los anillos que eso lo podés solucionar rápido con tu propio bolsillo, pero otra cosa es que te falte la testigo, que encima iba a ser una de las que iban a hablar durante la ceremonia, que habíamos acordado que iban a hablar Richard y Paula. Y es más, la noche anterior estaban ambos dos en el People's bar conversando sobre lo que iban a decir.

Lo primero que se me ocurrió pensar fue que se quedó dormida o -peor aún- como que venía en tren sola y por primera vez a Sitges, que se había tomado cualquier tren y a estas alturas estaba yendo para Girona o Tarragona. La llamé por el celular, pero solo me atendió su contestador (después Paula me dijo que como habíamos dicho que no íbamos a atender el celular, que ella tampoco lo tenía encendido). Le pedí a Richard que se fije si Paula no había ya llegado y quizás nos la perdimos o yo me olvidé que ya había llegado, pero Paula no estaba en ningún lugar.

Esa fue la primera vez que se me acerca la chica sonriente que se ve que todos los días lidia con situaciones como estas y me pregunta si ya estamos listos. Le digo que me falta la testigo, y vuelvo a llamar y me vuelvo a encontrar con el contestador. Le pregunto a Don que qué hacemos, que igual podríamos comenzar la ceremonia, porque el testigo se puede cambiar por otro, y los anillos los podemos llevar nosotros mismos, pero a mi ya me había hecho bastante ilusión lo de Paula y su speech, y que no tenía ni idea de donde podía estar esta chica ahora.

Decidimos esperar un rato más, y que si llegaban Ramiro y flia. en los próximos 5 minutos, que entonces le iba a pedir a Martin que haga de testigo y que diga las palabras y todo eso. Obviamente que no era el plan A y que también corría el riesgo de naufragar estrepitosamente, pero al menos me daba 5 minutos para pensar algo. Ya todo el mundo estaba adentro del salón de Oro, eran las 14,06 según mi reloj, y la chica sonriente me dice que ya está todo preparado, que cuando nosotros querramos, largamos. En eso me doy cuenta que estamos solo Don, el fotógrafo, la chica sonriente y yo en la puerta. El resto de los convidados arriba excepto una amiga italiana de Don que vive en San Francisco, quien al enterarse de la situación dijo algo así como que no hay que pedir nunca ni a los argentinos ni a los italianos (ni a su marido, que a la sazón también estaba llegando tarde) que sean testigos de boda. Ahi caí en la cuenta de que también Violeta no había llegado, todos los argentinos estaban llegando con retraso!
En eso aparece el marido de la italiana, suben ambos dos y quedamos casi solos Don, el fotógrafo y yo en la puerta. Y ahí es cuando veo subir por la callecita a Laura con Ramiro, y que su marido está estacionando el coche. Bien, dije yo y le di la cajita de los anillos a Laura, y le dije a Don que esperaríamos a que llegue Martín. Pasaron Laura y Ramiro, llegaron los padres de Martín con Julieta, y finalmente cayó Martín.

Lo que he de decir a favor del enroque es que Martín estaba en el orden de méritos de los testigables-que-dan-un-speech, y que solo "le ganó" Paula porque me conoce desde antes y también para que haya un poco más de balance de género en la ceremonia. Además, quienes conocen a Martín saben que da igual decirle que tiene que dar un speech 30 días antes que 3 días antes que 3 horas antes o que 3 minutos antes. Que él lo va a hacer igual de bien o de mal, al estilo Martín.

Así que pasados los saludos de protocolo, lo llevo a Martín a un costado y le explico la situación: "Paula -la testigo- es tan probable que esté en este momento buscando el Palau Maricel a cuatro cuadras de aqui como en Andorra, así que lo que va a ocurrir es lo siguiente: a mitad de la ceremonia van a decir que los amigos de Don y Carlos se van a decir algo. Ahí vos mirás alrededor y si no ves a Paula pasar al frente, te toca a vos. Tenés 4 minutos. Primero va a hablar Richard así que podés inspirarte en eso. Y cuando pidan que pasen los testigos, nuevamente mirás alrededor, si Paula no pasa, vos sos el testigo".

Lo bueno de tener a amigos como Martin a mano es que le podés pedir esto o subirte a un cohete para ir a Marte, que él te va a decir OK sin respirar ni chistar. Su papá llegó en ese momento con que se habían olvidado el arroz en el auto pero no tuvo mucho éxito para hacerlo volver, que ya era tarde. Hicimos subir a todo el mundo al salón y nos preparamos para comenzar a subir nosotros. Al llegar a la puerta nos esperaba la mujer que después estuvo sentada todo el tiempo al frente junto con el celebrante sin abrir la boca. Nos miró a ambos y preguntó que quién era Don y quién Carlos, se aseguró de aprenderse bien eso y se fue. La chica sonriente me dijo que esperemos en la puerta del salón de oro, que estaba cerrada pero como que era de vidrio , se podía ver bien a todo el mundo adentro, y supongo que ellos podían vernos a nosotros.

El fotógrafo nos dijo que cuando abrieran la puerta, que nos paremos un rato allí justo debajo de la puerta así el podía sacar algunas tomas, y que después avancemos. Antes de eso -que suerte de tener un fotógrafo profesional encargado de esto- me pidió que le de la bolsita que tenía en mi mano, donde estaba todo un arsenal de líquidos para la irritación de ojos que tenía preparados por si hiciera falta, pero tampoco era plan de andar entrando a tu propia boda con una bolsita en la mano.

Pues la puerta se abrió exactamente cuando comenzó a sonar la música para entrar, que era esta. El Maricel tiene su selección musical por defecto, y nosotros podríamos haberla cambiado, pero como que tampoco se nos había ocurrido nada alternativo, en algún momento fantaseamos con el bridal dancing queen de la boda de Muriel, pero a mi me pareció como medio fuerte para comenzar con la ceremonia así. Tampoco queríamos de entrada hacer que todo esto nos lo tomábamos como para la chacota. Pero igual de eso se encargaron nuestros amigos, que parece que el David mientras nosotros estábamos sufriendo ahi afuera la falta de argentinos, se propuso hacer reir a la funcionaria que estuvo al frente muda todo el tiempo, y lo consiguió cantando "Papa, can you hear me?"

A lo que iba: que se abrio la puerta y entramos. Habíamos acordado entrar tomados de la mano y salir del brazo como un matrimonio bien constituido, y asi fue. Cumplimos a rajatabla la sentencia del fotógrafo, nos quedamos un rato allí y comenzamos a avanzar. Lo único que recuerdo de esa caminata fue que alguien nos dijo "más despacio" no se si en inglés o en qué, y más tarde Eric me dijo que me escuchó decirle a Don "this is very weird".



La caminata por la alfombra roja no dura mucho, por suerte. Y un rato después estábamos sentados en las sillitas esas, escuchando al regidor con la muda al lado de él. Esto de escuchar las palabras del funcionario fue un poco extraño, porque una semana antes ya teníamos la traducción al inglés de todo el texto de la ceremonia, y que era un poco rara toda esa parte de "this make me think that some of my everyday duties..." que parece como una reflexión muy personal, ya haya estado todo escrita de antemano. También habíamos tenido una larga discusión con Don sobre lo que decía el artículo 1 de no se qué constitución o declaración, sobre si la parte "any man and any woman" no debería ser "any man or any woman", o si no debería eliminarse por completo. Pero a mi en castellano todo eso me sonaba bien, y de última es lo que el señor este tenia que leer así que al final quedó así como ya estaba.
Pues que comenzó entonces este hombre a leer en castellano lo que yo ya sabía que iba a decir en inglés, pero lo hacía con bastante naturalidad que no se si la gente que no estaba al tanto de la traducción se dio cuenta de que estaba leyendo un texto (La Evelyne dice que lloró mucho durante la boda, pero creo que ella tampoco habla español así que no se por qué). Yo me puse a mirarlo como con cara de atención que tampoco es plan de andar distrayéndote con los que sacaban fotos y mirando para atrás para ver quién estaba y quién no mientras te estaban leyendo tus derechos y obligaciones.

En algún momento el regidor anuncia que hay un par de personas que van a hablar, y dice los nombres: Richard y Paula. Ahi yo miro para atrás y veo que Richard todavía no se enteró que le toca hablar, que Paula no existía en mi horizonte visual, y que Martín comienza a acercarse al estrado, donde ya había preparado un micrófono para tal efecto.

Entonces le digo yo al regidor que "Paula" en realidad ahora es "Martin", el tipo me mira con cara de que no entiende muy bien pero da igual, ya estaban Richard y Martín en una especie de podio al costado de los funcionarios y frente a todos, y comenzó Richard. El speech de Richard obviamente estaba muy bien preparado, tenía unas notas que después me dijo que me las iba a pasar. Habló en inglés, que eso también ya lo sabíamos. Dijo muchas cosas que ya le había escuchado o a él o a Don, pero que todas juntas sonaban bien. Que hace más de 25 años que lo conoce a Don, que tuvo el privilegio de acompañarlo en varias etapas de su vida, que conmigo Don aprendió que las relaciones no se encuentran sino que se hacen, que conmigo Don se había convertido en una persona "more thoughful and careful (not that he wasn't thoughtful and careful before)"... Bueno, y de esas cosas. Que a Don se le pusieron los ojos acuosos y que el speech se terminó, hubieron aplausos y le tocó el turno a Martín que curiosamente llevaba consigo la carpetita que yo tenía más temprano, donde llevaba las traducciones del texto de la ceremonia.

Pues Martín nunca abrió esa carpetita, pero nos dio un speech a la altura de las circunstancias. Muy bonito, contó que me conocía a mi desde hace tiempo, que nos hicimos muy amigos en Berkeley en el 98, cuando Don "todavía no existía (en la vida de Carlos)", y que después estuvo otra vez en Berkeley, y lo conoció, y que fue muy lindo ver cómo fuimos haciendo crecer el amor de pareja, y poder acompañarnos en eso, y también que fue divertido acompañarnos en la burocracia previa a la boda, y que en nombre de todos los amigos nos deseaba lo mejor, y fin y aplausos.

Y ahi llegó el momento del "si quiero" , y tuvimos que llamar a Ramiro para que nos traiga los anillos, que al principio estaba como muy tímido, pero por suerte como su papá ahora estaba de testigo en el frente, se caminó por toda la alfombra roja para traernos la cajita con los anillos. Nos dio un besito a cada uno y se volvió rápido con su mamá. El regidor ahí como que se dio cuenta por los speeches que todos lo llamaban "Don" a Don, así que dijo que también él lo iba a llamar "Don", y así fue que las preguntas fueron si yo lo tomaba a Don como esposo, y si Don me tomaba a mi, y hubieron respuestas, y hubieron anillos, y no me equivoqué al elegir el anillo correcto (porque empezaron conmigo, Don la tuvo más fácil, jeje) y ponerlo en la mano correcta de mi marido, y después hubieron aplausos y besos.Acto seguido, pasamos a la firma del acta, que esta también tenía una música de fondo, y ya estábamos todos más distendidos, yo pasé a firmar primero y el fotógrafo me hizo volver a hacer de cuenta que estaba firmando todavía para sacar la foto. Después le tocó a Don y a los testigos. Lo interesante fue que solo firmamos el documento, nadie tuvo que poner su nombre ni nada. Es más, nadie se encargó de revisar las identidades de nadie. O sea que yo tranquilamente podría haber enviado a cualquier otro a mi propia ceremonia de casamiento, que no hacía falta que fuera yo! Igual, después en algún momento me voy a pedir la copia del expediente este que firmamos para ver si aparece algún nombre de los testigos o no. Nunca nos preguntaron nada, que yo recuerde...

Y después de la firma del expediente se vinieron las palabras finales del regidor (que también están en el texto ese traducido), y más aplausos, y saludos a uno y a otro, y ahí comenzó a sonar la marcha nupcial que era lo que estaba estipulado que suene, y nos tomamos del brazo y comenzamos a salir. Creo haber escuchado al Marc que estaba sentado en primera fila gritar algo asi como "guapos" y nosotros contentos saliendo. Ahi fue que por primera vez vi en una de las últimas filas a Paula, que estaba super emocionada y no pude evitar abrazarme con ella y llorar un poquito (digamos que ella lloraba más que yo, que yo todavía tenía que terminar de salir de allí), y en el abrazo me comí una buena cantidad de polvos de esos que las chicas usan en la cara, todo sobre mi traje. Más tarde la pobre Paula me contó de sus desventuras, y que resultó ser que fui yo quien le sugerí que en lugar de ir a la estación de Sants que ella conoce bien, que vaya a "Passeig de Gracia", que si bien estaba más cerca de su hotel y todo, la conexión tren-subte-tren es un dolor de cabeza, y no está bien señalizada, y te podés perder por esos pasillos. Yo una vez pensaba que uno de esos túneles era el desagüe cloacal pero resultó ser la entrada al tren de cercanías. La cuestión es que la pobre Paula se pasó como 30 minutos por esas cañerías, y encima con gente dándole información contradictoria y todo eso que siempre pasa cuando vas apurado, y después cuando finalmente cayó en la plataforma de tren que va para Sitges, tuvo que esperar al siguiente que no pasaba hasta media hora después. Y para coronar todos los males, se baja en Sitges y se toma un taxi como para acortar tiempo, y al Maricel no se puede llegar en coche!

Bueno, ya terminados todos los nervios de la ceremonia era como que estábamos todos más distendidos, y la gente de muy buen humor y todo eso. Volvió la chica sonriente a indicarnos que nos quedáramos en la puerta del salón de oro, otra vez del otro lado de la puerta de vidrio. Y el ritual siguiente era como cuando estás en los velorios que los deudos van pasando y te van saludando, solo que aquí la gente salía contenta y sonriente, con los "enhorabuenas"
y esas cosas que se dicen por aquí. Julie me dijo algo así como "hello new brother" que fue algo un poco desconcertante, pero supongo que era lo que era.

Hubo que esperar un rato a que los americanos evacuen la sala, que ellos no tenían ni idea del ritual, y que se supone que para tirar el arroz -que era lo siguiente- había que salir del Maricel y hacerlo en la calle. Pero primero hicieron salir a todos los convidados mientras nosotros nos quedamos en la escalera. Y parece que la cosa era que la chica sonriente primero cerraba la puerta del Palau y dejaba a toda la gente afuera y a nosotros adentro. Algunos como que se quejaron, que ya estaban preparados para tirar arroz y que de repente te cierren la puerta así porque si es un poco como medio rudo, pero la chica sonriente les explicó que enseguida llegábamos, que se estén listos. Mientras cerraban las puertas escuché al Juliá decir algo así como "ahora los novios se quedan solos para consumar su matrimonio", lo cual provocó varias risas de todos los que lo entendieron del otro lado del portón. Richard después nos contó que le dio mucha pena que hayan tirado un arroz tan bueno, pero era lo que había...

Le pregunté a la chica sonriente cuando nos acercamos la puerta qué se suponía que debíamos hacer, y ella nos dijo que avancemos hasta el primer escalón y que nos quedemos allí, que nos iban a tirar todo el arroz que quieran y que después nos saquemos las fotos grupales que querramos. Pues así fue, se abrieron las puertas y salimos al exterior, y lo divertido fue que obviamente había bastante más gente que los invitados a la boda, que varios turistas (japoneses sobre todo) cuando se dieron cuenta que estaban todos a la espera de algo, se quedaron allí con sus cámaras preparadas hasta que se abrió la puerta, y supongo que habremos sorprendido a más de uno :-)

Y yo sabía que alguna vez me iba a tocar sacarle jugo a esa aventura de despertarme un domingo a las 6 am para seguir por canal 9 Libertad la transmisión en directo del casamiento de Máxima Zorreguieta con su príncipe de Holanda, que ahi aprendí lo que había que hacer, que lo agarré a Don de la mano, bajamos un par de escalones y nos dimos un chupón de esos que solo los recién casados pueden darse bajo una lluvia de arroz valenciano de primera calidad. Con eso Máxima conquistó a los holandeses, no se si los turistas japoneses terminaron igual de cautivados...

Acto seguido pasamos a sacarnos fotos del grupo, que ahi los turistas venían bien porque la gente les daba sus cámaras y ellos obedecían. El fotógrafo oficial estaba un poco molesto que con tanto fotógrafo voluntario no podía él hacer bien su trabajo. En eso pasa un grupo grande de gente que venía como de una convención, y el Juliá les informa: "we are a group of republicans supporting John McCain and Sarah Palin". Un rato más tarde, mientras seguían las fotos grupales, pasaron la novia y novio del casamiento de la iglesia de detrás, y nuestro team saludó cordialmente e incluso hubieron aplausos a los otros recién casados. Ya comenzaba a sentirse la fiesta que se iba a venir...
Después del momento foto, tuvimos que dispensar a nuestros convidados y enviarlos al restaurante, mientras nosotros nos quedábamos en el Maricel, que solo los novios y su fotógrafo pueden acceder a las terrazas del piso más alto, y ahí estuvimos un buen rato sacándonos fotos. Digo, que estaba lindo sonreir y todo eso y el día era precioso, pero medio que terminamos un poco cansados. Igual, la sesión de fotos no duró más de 20 minutos, y de ahi salimos a la calle, y el fotógrafo nos pregunta que si vamos en coche o que, y le dijimos que íbamos caminando. El como tenía una moto se fue en moto, y ahí recién tuvimos nuestro primer momento de intimidad de recién casados, en la playa de Sant Sebastiá y yendo al restaurante "El Vivero"!

Tal como estaba estipulado, en la parte de arriba del restaurante había una pequeña recepción con cava, algunas bebidas, y algo para picar mientras llegábamos para comenzar a comer. Había un sol precioso, y estaba todo el mundo de muy buen humor, al principio tuvimos que aguantarnos un buen rato de momentos fotográficos con cada uno que pasaba, yo creo que no llegué a terminar la única copa de cava que me dieron, pero igual tuve un poco de tiempo de conversar con varios.

En eso viene uno que debe de ser el jefe de los camareros o algo y me dice que empecemos a mandar a la gente al comedor, que nosotros íbamos a ir últimos. Y ahi recordé que alguna vez "Margarita", la encargada del restaurante, nos preguntó que con qué música queríamos "entrar" a la sala, y como que yo no se que le contesté, y me pensé que "entrar" quería decir entrar a esta recepción que no tenía nada de música, pues como que me olvidé del tema. Pero parece que la cosa era la música para entrar al comedor, y era lo que se venía nuevamente.

Pues la gente fue bajando, y se encontraba con esto: varias mesas, y como que no te podías sentar donde quisieras, porque tuvimos que hacer el maldito seating que nos llevó un buen rato y por suerte no nos hizo perder la cabeza aunque después resultó que por culpa del seating varias cosas terminaron siendo como fueron, pero no me voy a adelantar a los hechos ni a quejarme todavía :-)

Una vez más tuvimos que esperar que entren todos al comedor, el maitre de los camareros nos hizo bajar después y cuando llegamos a la zona donde estaban todos los comensales, nuevamente comenzó a sonar una música que no sabría decir cuál era o si la elegimos nosotros o no, pero el tipo nos hace pasar, comienza a aplaudir fuerte y todos comienzan a aplaudir, y ahi veo que mas o menos todos estaban sentados de acuerdo al "seating chart" lo cual me dejó un poco tranquilo. Lo único es que habían algunas mesas que en el mapa de nuestra distribución eran de 14 personas en las que solo pusimos 10 o 12. Eso hizo que el tamaño de esas mesas se redujera y pusieran mesas de 10 o 12. O sea que la gente seguía sentada al lado de quien le tocaba, pero ya no enfrente de quien tenía que corresponderle. Bah, nada que fuera para preocuparse, pero igual me costó un rato acomodarme al plan real sobre el que yo tenía en la cabeza.

Pues entramos, fuimos hasta la mesa del fondo saludando a la gente, y ahi ya se respiraba un poco del aire de fiesta, que la gente se lo estaba pasando muy bien. Violeta muy contenta de que lo haya sentado al lado de Toni, y también de que le hayamos hecho caso y dispusiéramos de cámaras de fotos descartables en las mesas, así colectábamos más fotos desde otros puntos de vista.

Estuvimos de paseo por un buen rato, y entre plato y plato también, pasando por las mesas, conversando con la gente, mostrando los anillos, brindando, riéndonos, y todo eso. Yo no lo podía creer, pero tenía hambre en mi propia boda! Y la comida estaba bastante buena, cuando elegimos el menú no le presté mucha atención porque fue más una negociación entre Don y Margarita en la cual yo solo hacía de traductor, así que cuando fue llegando el pica-pica no tenía ni idea de cuánto duraba ni qué era lo que faltaba. Sabía que el plato central era "solomillo al jerez", pero no recordaba nada de lo que venía antes, que fue esto:
* Rebanadita de pan con tomate y jamón de Jabugo
* Pinchito de mariscos
* Caracoles de mar
* Buñuelos de bacalao
* Pescaditos fritos
* Conejo al ajillo
* Mejillones al vapor
* Arroz a banda
* Croquetas de jamón
*Albóndigas diabla
* Tellinas de mar
* Calamares a la romana
* Navajas a la plancha
* Gambas al ajillo
Yo lo único que recordaba era del arroz a banda, así que estaba atento a que apareciera, pero tampoco sabía cuanto faltaba, o cuánto más había para comer. En el interín, alguien nos hizo notar que si los novios nos sacábamos el saco entonces el resto de los presentes en la sala con saco también podrían hacerlo, lo cual fue un alivio porque yo tenía ganas de sacarmelo, solo me faltaba una buena excusa.

El asunto es que con esta historia de la distribución de la gente en las mesas, al final nunca nos quedó claro si había que mezclar a la gente un poco o juntar amigos con amigos y listo. Como que se podía hacer lo segundo bastante bien, optamos por eso. Lo cual resultó ser una especie de "fiesta de amigos", que al poco de comenzar la comida comienzan a cantar en una mesa el "Ave María", y después a blandir los pañuelos al grito de "que se besen, que se besen", y yo primero teniendo que explicarle a Don de qué iba eso y después cumpliendo con las directivas.
Igual, pasado el beso venía un canto de "no se ha visto, no se ha visto", así que había que repetir el beso más de cerca, o directamente tener que ir a escenificarlo delante de los susodichos. Esta historia del que se besen duró una buena parte de toda la tarde. También las canciones, que iban desde el "Ave María", pasando por "Marco de los Apeninos a los Andes", "La isla bonita", en un momento escucho que el Juliá comienza a conseguir quorum cantando "que alegría cuando me dijeron vamos a la casa del Señor..." Mientras tanto, el David se paseaba por las mesas con su cámara intentando sacar instantáneas del momento, entrevistando a la gente y creo que se montó un lindo video que me gustaría ver un día de estos.

Capítulo aparte en el terreno de la diversión lo tuvieron mis colegas de la universidad, que también terminaron todos en una misma mesa junto con otros académicos franceses. Yo les había propuesto a estos ya varios días antes de la boda el siguiente puzzle: en la fiesta van a haber 4 exs de Don, y había que encontrarlos antes de las seis de la tarde. Yo pasé tipo 4 de la tarde para ver como iban, pero resultó ser que no daban ni pie con bola, en el medio intentando darles una ayuda como que se me escapa uno, y ahi la Evelyne -que no había pensado que se iba a enganchar tanto en el juego- fue a "entrevistarlo", encima estaba con papel y lapicera! y en unos 10 minutos más me caen con una lista de cuatro nombres.
Don -que obviamente estaba al tanto del juego, que tampoco es plan andar divirtiéndote a espaldas del pasado de tu marido en el día de tu propia boda- mira la lista y dice que en realidad son solo 3 exs, que hay uno que no cualifica para eso, solo llegó a ser un "fuck buddy", y entonces yo les digo que para terminar el test hay que encontrar quién es. El Jose obviamente no quiso saber nada con el tema, que no iban a ir a preguntarle uno por uno a los otros quien era el fuck buddy, Evelyne se jugó por una corazonada que tenía... y acertó :-)

En eso nos llaman para que nos acerquemos a la mesa de los del grupo de montaña, que eran los más bulliciosos de todos aunque intentamos distribuirlos en dos mesas, pero que estaban una pegada al lado de la otra lo cual no fue muy inteligente de nuestra parte. Pues bueno, que nos regalan el cuadro este de la izquierda, y una noche en un pueblo del Pirineo junto con un viaje en globo por la zona que dicen que es preciosa, y como si estuviéramos todos en el viaje de septimo grado, se ponen a cantarnos "cumpleaños feliz" mientras abrimos los regalos, y que brindis y que todo.

Un rato después se vino la torta, que también estaba anunciada con algún tema musical que se supone que elegimos pero que ni recuerdo cual era. No estaba mal la torta, con los figurines y todo eso (aunque después encontramos mejores), trajeron el dichoso "pastel de San Marcos con nata y trufas".

Nos acercamos Don y yo al dichoso pastel, y nos dan algo así como una espada de madera que ya me avisó Margarita que lo único que teníamos que hacer era "apuntar al pastel", que esa espada no corta ni nada, y que después ellos se encargarían de cortar y distribuir.
Pues yo hice lo que me dijeron, pero como que se ve que la gente esperaba algo más interesante que solo "marcar" el pastel, agarramos la cuchilla esta y la hundimos, hicimos un par de tajos, y cortamos un pedazo de la torta que la mostramos a la gente, y parece que eso alcanzó.
Después nos dieron un par de copas de cava, y con eso brindamos con toda la multitud, que parece que eso es lo que hay que hacer. También brindamos con nosotros mismos, claro...En algún momento durante ese brindis se me acerca el Jose para preguntarme que cuando vamos a tirar el ramo, y como toda respuesta se ganó uno de los figurines del pastel. El otro se lo quedó Ramiro, que estuvo jugando con él por un rato hasta que se le rompió la cabeza y supongo que dejó de interesarle. En eso, llegó el segundo momento de discursos, que habíamos pensado en la pobre Paula, que se había preparado el speech que tenía que darlo en la ceremonia y no pudo darlo por culpa de los túneles del Passeig de Gracia. La cuestión es que decidimos durante el almuerzo que por parte del novio iba a hablar su hermana Julie, y por parte del otro novio, su amiga Paula.

Y comenzó Julie parándose sobre una silla, hablando obviamente en inglés. Creo que al principio la gente esperaba como si alguien fuera a traducir pero claramente eso no iba a pasar, que lo peor que te puede pasar es que te estén interrumpiendo mientras te ponés un poco emocional.
El discurso de Julie fue más bien corto, y comenzó diciendo algo así como que su madre no era muy buena ni "negotiating ni compromising", y que eso lo tuvieron que aprender cada uno de sus hijos por su cuenta, y que ella estaba muy orgullosa de ver cómo Don lo había hecho, y muy bien.

Y ahí vino el speech de Paula, que como siempre termina llorando ella y te hace llorar, así que mejor no lo cuento aquí porque tampoco recuerdo muy bien de qué iba. Seguimos con los brindis, y ya la gente se estaba como levantando y moviéndose un poco de un lugar a otro. Tuve tiempo de comer mi porción de torta de bodas e incluso de tomar café al final que ni siquiera se quien ordenó pero seguro que no venía al azar porque Don -a quien no le gusta el café- tenía una infusión al lado de su plato.

Yo todavía hasta ese momento pensaba ingenuamente que los montañeros estaban acotados culturalmente por las canciones locales, que los angloparlantes no conocen ni a Rafaella, ni a Marco, ni a Heidi ni las canciones de iglesia local, cuando en eso empiezo a escuchar que están todos al unísono cantando "Like a Virgin", liderados por un Juliá que estaba más que en su salsa. Fue divertidísimo todo, pero yo ya estaba esperando que esto se apacigüe un poco o se nos iba de las manos. Ya la última vez que pasé por esa mesa me cantaron todos: hispanoparlantes y no, "don´t cry for me, Argentina"

Así que fui a pedirle al David -que iba a ser nuestro DJ oficial de la tarde- que acelere un poco el tema de la música, que sino esto se convertía en un estadio de fútbol y terminábamos todos tirándonos al mar para aplacar tanta euforia. El David fue a la orden a instalar todo. Tal como estaba convenido, la pista de baile estaba montada en el patio de al lado del comedor, una linda terraza con vista al mar pero protegida como para poder pasarla tranquilos sin que te caiga el sol en la cabeza. Al rato comienza a sonar la música, y la gente se fue moviendo para esa zona, algunos ya moviéndose un poco sobre la pista de baile, en una especie de pre-dancing. Yo veo que el Joan se aparece con una maleta enorme y me quedé un rato perplejo pensando en qué podría haber allí. Alguna vez el David me preguntó si estaríamos cómodos con un acto de transformismo en el medio de la fiesta y yo no le dije ni que si ni que no, pero claramente esperaba que no. Pues resultó que en esa maleta enorme habían disfraces, pelucas, gorras de marinero, plumas... toda clase de productos útiles para la dama y el caballero. La gente comenzó de a poco a tornarse en drag, pero todavía faltaba una parte interesante del baile: la apertura.
Yo no tenía mucha idea de cómo se abren los bailes en estos eventos. Ya lo dije antes, esta es mi primera boda en España (y espero que vengan varias como esta :-) ) y conversando con el David algunos días antes nos dice que en general se espera que la pareja "abra" el baile con un vals, y que la gente "se una" al vals bailando entre ellos, no como se hace en Argentina que vienen parejas a sacarte. Eso me parecía más interesante, bailar con tu pareja todo el tiempo y encima tener a gente que te cubra alrededor tuyo. El único inconveniente es que a Don le gusta bailar valses, sabe bailar valses, lo hace muy bien, y todos esos valses "típicos" de boda como el danubio azul o equivalentes son muy complicados de bailar bien, y ya me veía yo todo mareado y por el piso en la hora cero de la pista de baile. Primero intenté que abramos el baile con otra cosa, que hasta había elegido un tema de las seventies que se lo había escuchado poner al David alguna vez en un baile del Casal, y que combinaba todo lo petardo de ambas culturas, la sajona y la latina. El único problema era la letra, que se ve que no era muy de bodas... Pero Don no quería ni oir hablar ni de ese tema ni de ningún otro, que él siempre había tenido ilusión de bailar un vals el día de su boda y que había que hacerlo.

La cuestión es que terminamos arreglando en abrir con este vals (que hay que darle un poco de tiempo al youtube porque tarda en cargarse), que está muy lindo, la letra es de Lorca, lo canta Ana Blén, es lo suficientemente lento como para que yo pueda bailar tranquilo y sin caerme, y hasta muy romántico.

El David anunció por el micrófono que los novios iban a abrir el baile. Lo hizo primero en español, luego en inglés, en francés, y finalmente en una versión dudosa de chino cantonés que terminaba con "...in the olympics". Tal como estaba acordado, puso primero un rato el bridal dancing queen de "El Casamiento de Muriel", así al menos lo podía escuchar un rato, y luego comenzó el vals.

Obviamente que al rato caímos víctimas de la confusión cultural, que los argentinos vinieron a bailar con nosotros y los españoles salieron a la pista a bailar entre ellos, y eso terminó siendo una linda ensalada pero que nos la estábamos pasando todos muy bien.

Después pasaron un par de valses más, alguno más apropiado para bodas y demás, pero yo ya estaba en otras manos y Don también, creo que Paula lo tuvo que sufrir un rato dando vueltas por allí. Después la cosa como que se fue apaciguando, y ya todos más relajaditos y con ganas de marcha, comenzó la fiesta!

Para esa parte ya no hubo que animar a nadie, que estábamos todos con ganas de bailar. Margarita me había dicho que el tema de bailar en las bodas dura 2 horas más o menos y después todo el mundo se va muy cansado a su casa, nosotros empezamos a las 6 de la tarde, y a las 11 de la noche tuvo que venir Don a pedir que paremos la música porque o sino la gente iba a perderse el último tren para volver a Barcelona!
Pues, bailar, se bailaba en esta carpa que estaba al lado de una terracita muy linda que daba al mar.Allí se estaba muy bien, había una especie de "barra libre" que se supone que siempre hay en las bodas (y que se paga por hora, pero Margarita nos hizo un estimado de lo que se consumió que sino salíamos perdiendo todos) así que todo el mundo estaba muy bien lubricado de bebidas de todo tipo, y pasándola bien ya sea adentro o afuera. En algún momento salí a fumar un cigarrillo con Evelyne, y me cayó una ola por la espalda, pero ya era más de nochecita y medio que no importaba. Pero la cosa es que el mar estaba ahí, al lado nuestro. Y teníamos una tarde preciosa...
Me la pasé la mayor parte del tiempo en la pista de baile, que ya estaba muy distendido, y se había pasado casi todo y nadie se había desmayado, ni vomitado, ni nada. Y además todos parecían estar pasándolo muy bien. Eso fue algo que me dejó perplejo por un rato, que nunca me hubiera imaginado que fuera posible que todos, todos: montañeros, franceses, académicos, vegetarianos-americanos, exs, parejas que conocí ese mismo día... todos, todos se lo estén pasando bien. Pues eso parecía estar ocurriendo aquí.
De la maleta del Joan se podían elegir los trajes más esperpénticos y petardos que he visto en mi vida, yo apenas me animé a un par de pelucas y unos sombreros, en algún momento lo vi a Martín pasar disfrazado con algo que no se que era, se parecía un poco a Dumbledore pero no creo que ese haya sido el tema del disfraz. También vi a lo largo de la noche otras "cosas" como estas:
Y me volví un fan total de las Seventies, que también molan bastante con su versión del dancing queen. Ya me lo dijo el David: me estoy convirtiendo en un petardo más!
Las horas fueron pasando, se fue poniendo oscuro como era de esperarse y nosotros seguíamos allí. Algunos -los más mayorcitos o los que tenían excursión al día siguiente- comenzaron a despedirse, pero el "core" seguía allí, y lo superseguíamos pasando más que bien!

Hubo tiempo de sevillanas, claro.
Y también nos animamos a bailar sardanas , que yo nunca en mi vida había hecho pero que siempre tenía ganas. Me puse cerca de los locales, y trataba de seguir al Pep, pero como que cada uno hacía lo que quería le tuve que preguntar un par de veces "qué se hace ahora?", solo para que me responda: "hay que mover las tetas" (!)

Pues así fue que como alrededor de las 21,30 todavía quedábamos como 20 personas en la fiesta, todos en la pista de baile. El restaurante mientras tanto se estaba preparando para otra cena, pero nosotros podíamos quedarnos allí cuanto querramos. Comenzaron a caer los de la otra cena, que era un grupo de una empresa finlandesa o noruega, que estaban de fin de semana por aquí y como que también con una onda muy de "fiesta en grupo", que el David fue a traerlos a la pista de baile y de repente volvimos a ser tantos como antes!
Como todo lo bueno se termina alguna vez, como dije antes a las 23 hs. ya decidimos cerrar el boliche. Nosotros nos teníamos que quedar a que nos den la factura del lugar, así que la gente se fue despidiendo y nos quedamos a esperar a Margarita, que estaba impresionadísima por todo el tiempo que aguantamos, y también por las canciones de la hora de la comida. En algún momento Josep María, Wayne y Wendell -que parece que todos cantan en un coro o algo así- estaban en una de las terrazas emulando a los niños cantores de Viena! Al final de terminar de cerrar todo, pues nos fuimos. Solitos como habíamos llegado, ya era casi la medianoche de una noche preciosa. El cielo estaba limpio y despejado. Yo estaba cansado de la ropa esta, y también los zapatos ya me apretaban. Y tenía hambre! Así que fuimos al hotel, nos cambiamos, llamamos a Marc y a Roald que pasaban la noche por allí, nos comimos unas empanadas en un bar de argentinos que hay en la calle principal, y después terminamos de copas con los chicos. El Marc estaba fascinadísimo, quería ya mismo aprender a bailar para poder bailar como nosotros el día de su boda, y que la comida estaba muy bien, y que todo estaba muy bien.

Al día siguiente (que no les voy a contar aquí cómo terminó esa noche, había un documental de TVE2 sobre el nazismo como a las 3 de la mañana pero muy aburrido por cierto :-) ) estuvimos caminando por la playa con Paola y Thorsten -que también se quedaron allí a pasar la noche- y ella nos dijo que lo habían pasado muy bien, y que a partir de ahora solo iban a ir a bodas gueis. Yo no se muy bien por qué, pero salió bastante bien y nos divertimos todos mucho. Organizarla tampoco fue un gran palo, que mira tu si te quieres tomar en serio esto la de cosas que hay que hacer que nosotros ni tuvimos en cuenta. Y todavía falta, que en diciembre parece que habrá fiesta en Buenos Aires. Al menos tenemos un par de meses para recuperar la energía, que va a estar muy bueno lo del otro lado también. Que ya aprendimos que la fiesta la hace la gente, y que si la gente va con buena onda, pues se lo pasa uno muy bien. Y nada, que como todo sueño se termina con una canción de cabaret (que una vez despiertos quizás ya no lo recordeis, pero está científicamente demostrado que es así, lo lei en la "Hola" hace poco), aquí va la nuestra... gracias por venir!


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